Por la investigación del síndrome de RETT.

"Porque todas las princesas merecen un final feliz".


viernes, 14 de febrero de 2014

La miro

Estoy con Martina en la cama, hoy yo velo sus sueños, cuanto hace que me sobra tanta cama, ya ni me acuerdo, todavía no duerme, ahora toca hiperventilar y ponerse tensa, tan tensa que parece que su piel le quedara pequeña, se tira del pelo se muerde la mano izquierda, y ríe porque sí, se queda mirando a ninguna parte y ríe, cuando su mirada se pierde en el techo parece que jugara con ángeles que solo ella puede ver, no se, intento creer cosas así para intentar soportar y hacer mas llevadero esto.
Ahora duerme, su estomago parece que no quiere hacer la digestión y todo para afuera, sabana limpias, pijama y body y a intentar dormir, esta noche no pinta bien.
La miro y la siento, se que es una princesa feliz, me lo dice su mirada, el brillo de su ser, me encanta verla dormir poco a poco se va relajando y el hechicero Rett va abandonando su cuerpo, verla así es disfrutar el mejor momento del día, esta quieta solo quieta no rechina dientes, ni se chupa las manos, ni se mece, solo quieta.
La miro y rezo, no se si creo, supongo que si porque me enfado con Él, aunque luego le pido que cuide de mis hijas, no se donde agarrarme no se a quien culpar,
La miro y lloro, no puedo evitarlo, tantos sueños truncados.
La miro y sueño, con el simple hecho de escuchar alguna vez decir a mi hija Daniela: - Papa, papa que Martina no me deja!!! sueño con un paso, con una voz, con un beso, o con un abrazo, pero no,solo hay miradas.
La miro y le hablo, y solo le digo que la quiero que con su hermana es lo mas bonito que me ha pasado en la vida y que siempre lucharé.



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